Capilla Rucellai o de los Beatos teatinos

1. La capilla. Erigida según un diseño de Matteo Castelli (1555-1632) de Melide, pariente de Borromini, la capilla antes de los Rucellai, y luego de los Ruspoli y de los Campana, fue dedicada originalmente a los santos ángeles. Después, al grupo de beatos de la Orden: en 1764, el beato Giovanni Marinoni (1490-1562), al cual se añadió, en 1772, al beato Paolo Burali D’Arezzo (1511-1578) y, en 1803-1804, al beato Josemaría Tomasi (1649-1713), razón por la cual la capilla fue llamada “de los Beatos”. En el año 2001, al retirar los dos cuadros de los Santos Sebastián y Lorenzo que cubrían la decoración original de las paredes laterales, la capilla fue totalmente restaurada. Las antiguas pinturas del Pomarancio, excepto el San Miguel Arcángel, ya definitivamente destruido, salieron a bella vista. En la pared de la derecha, el Padre Eterno al momento de conferir la misión al arcángel Gabriel (Missus est angelus Gabriel) y, en la pared de la izquierda, el arcángel Rafael cuando invita Tobit y Tobías, padre e hijo, a alabar al Señor. La cupulita y las enjutas son ahora un paraíso de ángeles, cuyo número –aseguraba el equipo de restauradores– ninguno ha jamás logrado contar.

2. Decoración de la capilla. La primera pintura del altar fue un San Miguel Arcángel expulsando a los demonios del cielo, obra de Cristoforo Roncalli llamado elPomarancio” (1553-1626), hoy perdido. En 1765, se colocó un cuadro del beato Juan Marinoni de Alessio D’Elia, sustituido algunos años después por la actual tela, representando los beatos teatinos Juan Marinoni y Pablo Burali D’Arezzo. A la imagen original le fue agregada, posteriormente a 1803, la efigie del beato Josemaría Tomasi. La tela, sometida el año 2000 a un exhaustivo trabajo de restauración, no pudo ser atribuida al siciliano Francesco Manno (1754-1831), autor quizá a la figura de Tomasi agregada al cuadro tras su beatificación, sino a Pietro D’Angeletti (activo en Roma entre 1758-1786) el cual, en 1772, pintaba no solo el cuadro del beato Paolo Burali, hoy en la Curia General de los Teatinos, del cual se sacó el medallón conmemorativo de su beatificación, sino también los dos cuadros de los beatos Marinoni y Burali, visibles en las paredes del transepto de la antigua iglesia teatina de San Silvestre en el Quirinal.

3. Los dos temas de Pomarancio. En lugar de los dos cuadros laterales, removidos en el año 2000, representando a san Sebastián y san Lorenzo, de anónimo artista de escuela romana de finales del siglo XVII, provenientes de la capilla de San Sebastián, aquí colocados, tras habérseles ensanchado la tela, hacia el año 1869«para recubrir las pinturas de Roncalli, no convenientes al lugar. Y por el mismo motivo fueron recubiertas con tela las lunetas», hoy se pueden admirar, restaurados minuciosamente los dos temas de Pomarancio, «no convenientes al lugar» cuando fue sucesivamente dedicado al culto de los tres beatos teatinos. Sobre la pared de la derecha, el arcángel Gabriele enviado por el Padre Eterno a anunciar a María la encarnación del Verbo (Missus est Angelus Gabriel…), y en la que, a la izquierda, el arcángel Rafael, vuelve del viaje con el joven Tobías, invitando padre e hijo a dar gracias a Dio. Tras la restauración del año 2001, las lunetas de la capilla quedaron sin decoración mientras al interior de la cupulita se ven innumerables ángeles y putti, obra de Pomarancio, coherentes con la dedicación original de la capilla.

4. Los monumentos sepulcrales. Lateralmente se encuentran cuatro urnas sepulcrales de mármol negro veteado con las relativas inscripciones. La prima, a izquierda, recuerda al fundador de la capilla, Orazio Rucellai (1521-1605), el cual, todavía vivo en 1603, mandó realizar sibi et suis (para sí y para los suyos) el monumento. Le sigue el monumento que Orazio Rucellai erijió en memoria de su tío materno, el celebre literato autor del conocidísimo Galateo, mons. Giovanni Della Casa (1503-1556). A la derecha, se encuentra el cenotafio de mons. Annibale Rucellai (+1601), obispo de Carcassone en Francia, encargado por el pontífice teatino Paulo IV y por san Pío V de importantes encomiendas ante Enrique II, posteriormente nominado por Clemente VIII gobernador de Ancona, Bolonia y Roma, mientras que la urna sepulcral número cuatro permanece todavía hoy sin inscripción.