La nave

1. Construcción de la iglesia. San Andrés se levanta en el sito llamado, en el siglo XVI, plaza de Siena por la presencia in ella del palacio Piccolomini, mandado construir por papa Pío II (1405-1464). Sobre esta plaza se encontraba también una pequeña iglesia dedicada a san Sebastián, erigida sobre el lugar donde, según la tradición, había sido recuperado su cuerpo martirizado. En 1582 doña Costanza Piccolomini (1553-1610), duquesa de Amalfi, dejó en donativo el palacio a los Clérigos Regulares Teatinos para la construcción de una iglesia en honor de san Andrés, patrono de Amalfi. El primer proyecto de la iglesia fue obra del teatino Francesco Grimaldi. Por voluntad del cardenal Alfonso Gesualdo, el proyecto fue sometido a la reestructuración de Giacomo Della Porta, arquitecto personal del cardinal. Iniciada en 1591, la construcción siguió adelante hasta 1608, año en el cual toma la dirección de los trabajos Carlo Maderno (1556-1629). Éste añadió a la gran nave, ya en pie, el ábside y la cúpula. La iglesia fue consagrada en 1650. Presumiblemente en 1661 iniciaron los trabajos de la fachada, bajo proyecto de Carlo Rainaldi (1611-1691), e fue concluida en 1667. Junto a Rainaldi, ya desde 1662, se señala la presencia, “para reconocimiento” y para la asistencia, de Carlo Fontana (1634-1714).

2. La nave. El bastísimo interior de San Andrés Apóstol “della Valle” está diseñada a cruz latina con los brazos del transepto apenas proyectados. La longitud interna de la iglesia mide 354 palmos romanos (= 78.41 m), considerando la medida del palmo romano, que mide 22.15 cm. La altura «desde el suelo hasta donde reposa la cruz con la estrella de bronce» es de 324 palmos (= 71.78 m). El transepto, «desde un muro al otro otro», son 193 palmos (= 42.73 m). «La anchura de la nave, 75 palmos (= 16.61 m), su altura desde el suelo hasta debajo de la bóveda 139 palmos» (= 30.78 m).

La nave está flanqueada por seis capillas intercomunicadas, de planta rectangular y con bóveda a cúpula. Posee pilares acanalados con capiteles corintios que sostienen el alto cornisamento –el cual lleva una inscripción latina tomada de la Passio Sanctae Andreae:

+ B. ANDREAS RESPONDIT AEGEAE PROCONSULI: PRIMUS HOMO PER LIGNI PRAEVARICATIONEM MORTEM INDUXIT: ET NECESSARIUM ERAT GENERI HUMANO UT PER LIGNI PASSIONEM MORS PELLERETUR: ET QUONIAM DE IMMACULATA TERRA FACTUS FUERAT HOMO PRIMUS NECESSARIUM FUIT UT DE IMMACULATA VIRGINE NASCERETUR PERFECTUS HOMO FILIUS DEI QUI VITAM AETERNAM QUAM PERDIDERANT HOMINES REPARARET–

y además una rica cornisa sobre ménsulas. Sobre la cornisa se apoya la bóveda de cañón en la cual se abren los capialzados de las ventanas. A la arquería de las capillas sigue, de cada lado, la arquería menor de los vestíbulos que comunican con el exterior.

3. La decoración de la bóveda. En la nave, la bóveda, con ángeles en estuco de Michele Tripisciano (1860-1913), fue decorada por reconocidos artistas que trabajaban en Roma a inicios del siglo XX, los cuales pintaron aquí escenas referentes, per lo general, al misterio de la Inmaculada Concepción de María. A Salvatore Nobili se deben El Protoevangelio, primer anuncio de la salvación a la humanidad, y La aparición de María, la madre de Jesús y nueva Eva, a la venerable Úrsula Benincasa en Nápoles el 2 de febrero de 1617 por la cual se originó después la devoción del escapulario de la Inmaculada Concepción. Son de Virginio Monti, La proclamación del dogma de la Inmaculada y La visitación a santa Isabel, y de Cesare Caroselli, La Sagrada Famigia y La anunciación sobre la pared de ingreso, mientras que Silvio Galimberti ejecutó las figuras de los Apóstoles que se encuentran en las lunetas de las ventanas.

4. El suelo de la basílica. En el curso del año 1905, el prepósito general y rector de la iglesia, padre Francesco de Paola Ragonesi, comenzó a preocuparse de la sustitución del enlozado, realizado in cerámica en 1758. Bajo diseño de Paolo Medici, maestro del arte del cincel, los trabajos artísticos y los constructivos fueron asumidos conjuntamente por Paolo Medici y el albañil Domenico Gilli. En perfecta conformidad con el contrato, el suelo fue terminado hacia fines de febrero de 1907, tras solo tres meses de trabajos.